Al final esta noche demostró por qué.
Con el balón en los pies se mostró cómodo y por momentos realizó algunas paradas decentes. Sin embargo, como siempre, hubo algunos momentos de locura.
Quizás para el segundo gol podrías darle un poco de holgura, con un rebote incómodo que lo tomaría desprevenido. Para el primer gol, sin embargo, no puede haber una explicación razonable de cómo un disparo directo a la garganta del jugador de 32 años terminó con él lanzando el balón a su propia portería.
Habrá sido una noche especial para el escocés, que por primera vez será el capitán del club de su infancia.
Individualmente ganó sus duelos y mostró una gran compostura, aunque con toda honestidad formó parte de una estructura disfuncional.
El fanático del baloncesto será un jugador del plantel de los tres campeones seguidos. Si aprovecha bien sus oportunidades, hay potencial para más. Sólo el tiempo lo dirá.